jueves, 16 de septiembre de 2010

LA POESÍA ES UN PÁJARO INATRAPABLE
















LA POESÍA ES UN PÁJARO INATRAPABLE



Donde quiera que estés, poesía
voy a obligarte a que me desarmes la sombra,
a que rompas de a uno
o si vos querés de a dos
todos mis fantasmas.

Como esa madrugada
en la que tocados por la Cruz del Sur
me llevaste de la manito hasta el barrio de mi madre,
me sentaste sobre un umbral de fuego
y señalando a la tierra, decías:

—Ves ese que pasa ahí, en túnica de viento
y lleva el Gualeguay al hombro
y tiene la carita como dos lunas;
Bueno… ese es, Juan L. Ortiz.

Y el que ves allá,
(al fondo de la esquina neblinosa)
y tambalea
con una canción desesperada en la mano
y el madero de Cristo en la otra.
¿Sabés quién es ese? Enrique Santos Discépolo.

Y aquel es César Vallejo
y allá están Benjamín Peret y Manuel J. Castilla
y la que relampaguea
como un foco de luciérnagas en la noche es Olga Orozco
y mirá que feliz se la ve a la señorita Alejandra Pizarnik
y ese otro es Roberto Santoro…

—¿Y vos quién sos? (le pregunté).

—shhhhhhh (me dijo).

Mientras se le caía del alma, la palabra:
inatrapable.



Matías Mauricio

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