jueves, 25 de noviembre de 2010

EL HOMBRE GRIS DE BUENOS AIRES

Amigos/Amigas: El 15 de octubre se conmemoró el centenario del poeta "Julián Centeya" y he tenido la suerte de homenajearlo por partida doble (justamente) en la Academia Porteña del Lunfardo, de la mano de el gran periodista, poeta y "gomía" Roberto Selles, allí leí una pequeña biografía que escribí para "El hombre gris de Buenos Aires" que pronto se editará en Francia. Acá les dejo el comienzo de la misma.



EL HOMBRE GRIS DE BUENOS AIRES
Por Matías Mauricio.

Para la libreta de enrolamiento y la mufa de los tramiterios baratos fue; Amleto Enrico Vergiati, nacido el 15 de octubre de 1910 en Borgotaro, Parma, Italia. Para Buenos Aires es; Julián Centeya.
“Del treinta y tantos es mi nombre. Me lo puse y me quedó, me lo creí y lo vivo”. Así comentaba su refundación, este hombre que siendo ‘tano’ de origen, supo ser más argentino que un litro de ‘Legui’ aullando en los abismos de la garganta. “De noche me pongo la chalina del viento y camino esta ciudad que prepotentemente hice mía, porque a mí me parió Buenos Aires”. Se dice que antes de ser Julián Centeya, anduvo remontando esquinas bajo los seudónimos: Enrique Alvarado, Juan sin tierra, Shakespeare García, Willam Pérez, entre otros.

Hagamos un poco de historia.
Su padre, periodista del diario Italiano ‘Avanti’ de ideas y actividades anarquistas, se ve obligado a huir del régimen fascista por lo que a mediados de 1922 la familia Vergiati se embarca en el ‘Conte Rosso’ y recala en Buenos Aires “nos vinimos hasta con el perro, porque ni siquiera el perro le quisimos dejar a Mussolini”. Luego de un paso por la provincia de Córdoba donde la familia prueba suerte, deciden volver a Buenos Aires específicamente al barrio de Saavedra para después trasladarse a Parque Patricios. Desde entonces, este ‘tanito’ con apenas 12 años comienza a forjar su mitología de faroles y borrachos, zanjones y potreros, calles y portones descascarados donde siempre hay una piba esperando a su Romeo que generalmente nunca llega.
En su adolescencia estudia en el Colegio Nacional ‘Bernardino Rivadavia’, “mi profesora de taquigrafía, la señorita Araujo, era una mina posta… me gustaba verle el andar cuando se iba”, pero cuando lo mandaban a la clase de Educación Física en la Costanera, se escapaba como una boa de barro para incursionar en ‘la noche del Bajo’, en cafés y piringundines de mala fama —especie de telaraña de miel— para todo tipo de personajes, como ser: curdas, giles, chorros, suicidas, mendigos, perros vagabundos y por supuesto esas estrellas caídas de la noche, es decir: las prostitutas. “Ahí conocí la otra cara de la ciudad” y ahí revoleó su ‘cuore’ a la jaula de los leones y que ‘el barba’ lo ampare.
Pronto decide ir a vivir solo y elije Boedo “mi origen está en la cuatro esquinas en cruz de Boedo y Chiclana”.
En esos años de bolsillos flacos que solo saben guardar alguna miga de pan, alguna bolita lechera o esa —codiciada por todos— la de siete piques; cruza amistad con otros dos ‘bardos’ suburbanos; hablo de Homero Manzi y Cátulo Castillo; vale poner sobre el paño la anécdota donde la ‘yuta’ quiere desalojar a Centeya de su casa (historia que se repite a lo largo de toda su vida) “un día llamaron a la puerta de casa, salió la pobre Gori (su esposa) y se encontró con un oficial de justicia que le mostró la orden de desalojo… ¿Qué hice? Lo fui a ver al secretario del juzgado y le dije – ¿Usted me juna a mí? Esta ciudad no la fundaron ni Mendoza, ni Garay. A Buenos Aires la inventamos Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo y yo. Yo soy Julián Centeya… El tipo se sonrió y me pedió que le escribiera la defensa en ‘sover’ así al ‘vesre’…”.
Sus primeras travesuras poéticas dan como resultado versos sencillos, coplas sueltas para las murgas de barrio; de ahí sacará unos mangos para pagarse el puchero. Así ‘El hombre gris de Buenos Aires’ (como también se lo conocía) se quema las pestañas al descubrir la poesía proletaria del grupo Boedo al mando de tipos como: Elías Castelnuovo, Nicolás Olivari, Álvaro Yunque, Roberto Mariani, Raúl González Tuñón, César Tiempo; y a la vez, entra en el mundo de Baudelaire, Vallejo, Gorki, por nombrar algunos ‘vates’ de la literatura universal (...)


   Material de consulta e investigación:
- La Musa Mistonga. Julián Centeya. Editorial Freeland.
- El misterio del tango. Julián Centeya. Editorial Argentina Astral.
- La Musa del barro. Julián Centeya. Editorial Quetzal.
- El vaciadero. Julián Centeya. Editorial Domingo Cortizo.
- Porteñerias. Julián Centeya, Washington Sánchez. Editorial Freeland.
- Piel de palabra, La Musa Maleva y otros poemas inéditos. Julián Centeya. Editorial Torres Agüero.
- Julián Centeya, el poeta de las Musas reas. Norberto Galasso. Editorial Corregidor.
- El gran Troilo, Horacio Ferrer. Editorial Ediciones del soñador.
- Boletín Nº 20, Academia Porteña del Lunfardo. Roberto Selles.
- Archivos de audio, periódicos y revistas.

jueves, 16 de septiembre de 2010

LA POESÍA ES UN PÁJARO INATRAPABLE
















LA POESÍA ES UN PÁJARO INATRAPABLE



Donde quiera que estés, poesía
voy a obligarte a que me desarmes la sombra,
a que rompas de a uno
o si vos querés de a dos
todos mis fantasmas.

Como esa madrugada
en la que tocados por la Cruz del Sur
me llevaste de la manito hasta el barrio de mi madre,
me sentaste sobre un umbral de fuego
y señalando a la tierra, decías:

—Ves ese que pasa ahí, en túnica de viento
y lleva el Gualeguay al hombro
y tiene la carita como dos lunas;
Bueno… ese es, Juan L. Ortiz.

Y el que ves allá,
(al fondo de la esquina neblinosa)
y tambalea
con una canción desesperada en la mano
y el madero de Cristo en la otra.
¿Sabés quién es ese? Enrique Santos Discépolo.

Y aquel es César Vallejo
y allá están Benjamín Peret y Manuel J. Castilla
y la que relampaguea
como un foco de luciérnagas en la noche es Olga Orozco
y mirá que feliz se la ve a la señorita Alejandra Pizarnik
y ese otro es Roberto Santoro…

—¿Y vos quién sos? (le pregunté).

—shhhhhhh (me dijo).

Mientras se le caía del alma, la palabra:
inatrapable.



Matías Mauricio

domingo, 22 de agosto de 2010

PRESENTACION DEL LIBRO "BANDONEÓN BLINDADO"

GACETILLA DE PRENSA. Buenos Aires, 19 de agosto de 2010.




¿QUIÉN DIJO QUE NO HAY NUEVOS LETRISTAS DE TANGO?


El joven poeta y letrista de tango Matías Mauricio, presenta su libro de poesía y canciones "Bandoneón Blindado" que incluye las pinturas del artista plástico Martín Palottini y prólogo del poeta Alejandro Szwarcman. "Bandoneón Blindado" abre el juego de la nueva colección "Mandrágora Porteña" de Editorial Milena Caserola.
La presentación del mismo será el día jueves 26 de agosto 19Hs (puntual) en el "Salón de los Angelitos" Academia Nacional del Tango, Av. de Mayo 833.

CON ENTRADA LIBRE Y GRATUITA.
ACTUARAN: La Orquesta Típica Misteriosa Buenos Aires (de regreso de su exitosa gira Europea); El cantor Carlos Rossi acompañado por la guitarra de Edgardo Acuña; el pianista Andrés Pilar y la voz de Florencia Bernales (todos ellos interprenando tangos, valses, zambas y otras canciones que llevan letra del poeta Mauricio) junto a la exposición de las obras de Martín Palottini.



Visita:

www.myspace/matiasmauricio7

matiasmauricio7.blogspot.com

milenacaserola.blogspot.com

domingo, 4 de julio de 2010

Los diez mandamientos de la Poesía

Amigos/ Amigas: Qué no se ha dicho de la poesía... enjambres de libros intentaron tomarla del cuello, moldearla, clausurarla en el jaulón de la retórica, pero nunca le han podido lavar las sombras.

Eso sí, algunos le han "arrastrado el ala" y por decantación sabemos que esos -algunos- son los poetas, porque como dijo Aurevilly "Donde los historiadores se detienen sin saber ya nada, aparecen los poetas y adivinan" o la premonición de un tal Shakespeare que al abrir las aguas sentenció: "El poeta es un espía de Dios ".
Los invito entonces a jugar con las aproximaciones del enormísimo poeta mexicano Octavio Paz; me animo a llamarlas: "Los diez mandamientos de la Poesía".


Octavio Paz y los diez mandamientos de la poesía.

1.  El poema es inexplicable, no ininteligible.

2.  Las palabras entran por el oído, aparecen ante los ojos, desaparecen en la contemplación. Toda lectura de un poema tiende a provocar el silencio.

3.  La misión de la poesía es llorar y celebrar el mundo.

4.  No es poeta aquel que no ha sentido la tentación de destruir o crear otro lenguaje.

5.  Cada lector es otro poeta; cada poema, otro poema.

6.  Abierto o cerrado, el poema exige la abolición del poeta que lo escribe y el nacimiento del poeta que lo lee.

7.  Abrir el poema en busca de esto y encontrar aquello, siempre otra cosa.

8.  El poema debe provocar al lector: obligarlo a oír, a oírse.

9.  La actividad poética nace de la desesperación ante la impotencia de la palabra y culmina en el reconocimiento de la omnipotencia del silencio.

10. El autor debe callarse cuando su obra comienza a hablar.

viernes, 30 de abril de 2010

LOS RESPLANDORES DE MEDELLÍN LLEGARON A BUENOS AIRES

Amigos/Amigas: Comparto con ustedes mi poema "Los resplandores de Medellín llegaron a Buenos Aires" especie de Réquiem a la figura de Alfredo Le Pera, quien seguramente se ha ganado el cielo ¿o el infierno? con las tres primeras lineas de su tango Cuesta abajo; "Si arrastré por este mundo/la vergüenza de haber sido/ y el dolor de ya no ser."





LOS RESPLANDORES DE MEDELLÍN LLEGARON A BUENOS AIRES

                                              A la memoria de Alfredo Le Pera.

Esa vez
las comadres suburbanas atrapadas por los destellos de la lluvia
no sacaron sus sillas a las veredas.

En los reñideros póstumos
los bebedores de cicuta le pusieron luto al cubilete
a las barajas y alguno también lloró.

En las casas de cita
las pianolas hundieron su historia de mil cenicientas
amadas en barcos extranjeros.

En los encrespados portones
los perros vagabundos aullaron
bajo el signo rojo de la hechizada luna.

Esa vez
en un incendio de papel
sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando…
                                
                                                                        Matías Mauricio.

miércoles, 17 de febrero de 2010

¡OH, LAS AMANTES PORTEÑAS!

















OH, LAS AMANTES PORTEÑAS
                                                            A María.

¡Oh, las amantes porteñas!
agrupadas en habitaciones oscuras y terribles, sin más sombras que una túnica de viento y una serpiente de vidrio en la boca.

Habitaciones digo
donde las amantes sellan las ventanas con babas de tigre y lechosas lámparas de hollín, para que los hombres resbalen y caigan en un incendio de lluvia.

Pero hay las que lo hacen de cara a la muerte
como pasando sus lenguas por el tajo del mundo, acostadas en relámpagos de sábanas, vaciando de a litros su orina verde.

Y hay también las otras de calor y brujería,
de sangre en las escaleras y en las camas y hay las que ya no se duermen y enloquecidas huyen por el sendero de asfalto, llevando sobre los hombros pedazos del que fuera su amante.

Al fin del día, se las ve gritar, luchar, llorar y recular
ante los enormes pájaros del sueño, que las van desangelando hasta olvidarlas como tristes estrellas de trapo.

Matías Mauricio.

viernes, 5 de febrero de 2010

EL DÍA QUE FRANCISCO "PACO" URONDO Y ROBERTO SANTORO HABLARON DE CARLOS GARDEL

Amigos/Amigas:
Hay días en los que uno sufre de una terrible sed de Gardel. Uno de esos días, es justamente hoy.
Es simple: busco un lugarcito lindo de la casa, me sirvo una copita de algo, preparo los cinco sentidos y si es posible uno más —el corazón—, pongo un disco de Carlitos y a volar.
Les juro que después de ese mareo Gardeliano, inevitablemente, a uno le vienen unas ganas tremendas de vivir; si salgo a la calle, quiero darle un beso grande al primero que se me cruce, morder un árbol, desabrocharle el corpiño a la vida, incendiar la casa de gobierno, treparme a todos los pájaros de Buenos Aires y yo que sé cuantas cosas más; pero sobre todo, gritarle al mundo que ese cuentito de que los milagros existen, es verdad.

Pero dije: —que lindo sería doblar la apuesta!... y compartir con ustedes, dos poemas titulados “Carlos Gardel”; hermosamente escritos por los poetas Francisco “Paco” Urondo y Roberto Santoro (hombres eternos, como Carlitos).

Por último y haciendo un pequeño paréntesis, quisiera decirles (y esto es a título personal) que lo que se conoció como “la tragedia de Medellín” fue nada más y nada menos que la ira de Dios y del Demonio, que —en ese preciso instante— se pugnaban la vida del “zorzal”, convencidos los dos de que la garganta de ese hombre que decía llamarse Carlos Gardel, indudablemente, era la garganta de un ángel”.


Matías Mauricio.





Francisco “Paco” Urondo, nació en Santa Fe en 1930. Poeta, periodista, académico y militante político. Su obra poética comprende Historia antigua (1956), Breves (1959), Lugares (1961), Nombres (1963), Del otro lado (1967), Adolecer (1968) y Larga distancia (antología publicada en Madrid en 1971). Ha publicado también los libros de cuentos Todo eso (1966), Al tacto (1967); Veraneando y Sainete con variaciones (1966, teatro); Veinte años de poesía argentina (ensayo, 1968); Los pasos previos (novela, 1972), y en 1973, La patria fusilada, un libro de entrevistas sobre la masacre de Trelew del '72. Es autor en colaboración de guiones cinematográficos y como periodista colaboró en diversos medios del país y del extranjero, entre ellos, Primera Plana, Panorama, Crisis, La Opinión y Noticias. Murió en Mendoza el 17 de junio de 1976, enfrentando a un grupo de tareas de la dictadura militar.




CARLOS GARDEL


Extranjero del silencio
en el mundo arrasado; vertiente de la extrema melancolía
y del coraje y de la velocidad del amor y del miedo.

Dueño de la ciudad, de su memoria blanda
y de la madrugada hambrienta y sin sentimientos
y de la suprema cordura de los vagos.

Cómplice de los encuentros,
de la grapa que nos hizo hablar,
loco de la noche, despreocupado amigo del alba,
Señor de los tristes.


Francisco Urondo.





Roberto Santoro nació en Buenos Aires, en 1939. En vida sobresalen los proyectos colectivos antes que los individuales. Publico varios libros con sus poemas, siempre en colaboración con artistas que los ilustraban. También colaboro con músicos y actores, editó discos y puso en escena obras teatrales. Fue el alma Mater de la revista Barrilete y de la editorial Papeles de Buenos Aires. Siendo miembro del PRT-ERP, milito activamente en el Frente de trabajadores de la Cultura y en el FAS, junto con Haroldo Conti y Humberto Costantini. El 1º de junio de 1977 fue secuestrado por un grupo de tareas de la dictadura. Aún permanece desaparecido.




CARLOS GARDEL


El ángel de gabino que se metió en tu solapa
y un boliche de truco surrealista
te nombran en silencio

Eran azules los pisos de ladrillo
cuando encendía tu voz
el verdín de las macetas con malvones
pero no estás

Hoy bairesvil
enterró tu guitarra
con un paso cambiado de minué en firulete
y las maquinas de coser
que remendaban las tardes
tienen el crespón sensiblero de un silbido en la sombra

Que te llamen los parias
o las viejas rayuelas
tu nombre verdadero se escondió en los rincones

Por algo dejo escrito:
para decir Gardel
hay que amar sin vergüenza
esta ciudad cansada

Roberto Santoro.

martes, 2 de febrero de 2010

VANESA AL SUR


Amigos/Amigas:
Comparto con ustedes "Vanesa al Sur" uno de los poemas de mi libro "Bandoneón blindado". Nombrando a la que un día trajo el misterio.





VANESA AL SUR


Resulta que Vanesa anda entre las almas,

se deja mirar

como una gorriona de patitas azules en medio de la lluvia

como un estallido de amor

como una hermanita recienvenida al mundo.

Y qué se puede ser sino Vanesa,

pasando su trapito de sonrisas sobre las mesas

levantando propinas, saludando,

rozando corazones

para que uno piense un poco más en Dios o en Troilo.

Y si nos habla

es porque ya sabe lo mal que nos hace la media botella de grapa

pero no vaya a ser que uno se descuide mucho

porque es ahí cuando nos permite entrar

tocar su verdadera alma

sus piecitos de mar o de pluma

sus lágrimas de última arboleda

su boca

donde siempre hay un pez que juega a las escondidas.


El brazo que ahora la rodea

se vuelve pequeño

como pequeño es el mundo de los que estamos vivos

de los que estamos hundidos

en nuestro eclipse de angustia, de nostalgia, de olvido.

Ahora me pregunto… qué es Vanesa
sino un vaso de rocío para esperar la muerte.

Matías Mauricio.

LA BUENOS AIRES DE CADA DÍA


LA BUENOS AIRES DE CADA DÍA

Amigos/Amigas:


Hace unos meses trabajo sobre un prólogo a "El vaciadero", especie de novela de la lunfarda porteña de nuestro enormisismo poeta Julián Centeya; (que si los astros acompañan) se editará en Francia.
En este pequeño extracto que comparto con ustedes intento (a duras penas) un paralelísmo de aquel Buenos Aires , con este otro que hoy nos toca transitar.

"EL HOMBRE GRIS DE BUENOS AIRES"
Por Matías Mauricio.

(...) Ese mismo año sale al ruedo “El vaciadero”- novela de la lunfarda porteña- que pone a boca de jarro la vida oscura de la gente en ‘la quema’; vida entre latas, trapos, vidrios y demás desechos del hombre, que da pie a las villas miserias. “El vaciadero” es una suerte de libro premonitorio del Buenos Aires actual. Sí, de este Buenos Aires que edifica su muerte sobre el lomo de un dragón de cemento, empecinado en arrojar a las veredas, sus restos de cartón, su ración de comida barata, sus torpes botellas donde nunca entrará un barquito de papel para un sueño de mar. Así es como nuestro Buenos Aires suelta diariamente su triste mueca de basura para que los perros vagabundos (que casi siempre son hombres) tengan que comer. Solo hay que caminarla, vivirla y en cualquier esquina encontrarás a los ‘cartoneros’ en su turbia tarea de hundir las manos en los abismos de las bolsas de basura. ¿Quiénes son los cartoneros? Nada más y nada menos que hombres y mujeres (en su mayoría pibes) que juntan lo que escupe la ciudad. A veces, me pregunto si no serán arcángeles que andan buscando cartones del tamaño de sus espalditas para inventarse alas que los alejen de la muerte? A los cartoneros se los encuentra en toda la ciudad y a toda hora; ya sea en la tonta Puerto Madero o en la nostálgica bajada del Puente Alsina -con su siempre paisaje de camiones sacudiéndose en los baches- cansados camiones, repletos de familias cartoneras que flotan en el silencio de algo que se parece a una gigante montaña de desechos. Lo raro de todo esto, no es ver tanta basura acumulada, sino ver al hombre común de Buenos Aires, es decir: al obrero de fábrica, al oficinista, al almacenero, a la maestra, a vos y a mí, indiferentes ante esta realidad, como si eso que estamos viendo, fuese algo tan natural como ir a comprar el pan o leer un periódico. Eso sí, los cartoneros, nunca dejarán de ser para el inconciente colectivo del porteño; peligros carteristas, chorros fuertemente armados, drogaditos incorregibles, vagos tirados a menos, merecedores de esa vida que los muestra como una raza de olvidados que marcha lentamente hacia la más oscura de las profundidades. Pero esta es otra historia y deberá ser contada en otro momento(...)

viernes, 8 de enero de 2010

TANGO DE LA MUERTE




Amigos/Amigas:
Comparto con ustedes un extracto de la publicación de un artículo del poeta Juan Gelman "Tangos" perteneciente a su prosa de prensa, firmada el 5 de enero de 1996; donde nos cuenta el sarcástico y siniestro destino del tango "Oración" compuesto por el violinista Argentino, Eduardo Bianco.
Ahora me pregunto: ¿Qué escondería la melodía de este tango? ¿Qué olfatearon esos asesinos?
Poco importan estas cavilaciones. Si importan las esperanzas, las vidas, que el genocidio cobardemente se ha llevado.
Matías Mauricio.


TANGOS


Enrique Cadícamo contó los hechos (véase, la historia del tango en París): después del éxito en la capital francesa, y procedente de Grecia, Eduardo Bianco fue a Berlín y tocó con una orquesta frente a Hitler en el teatro Scala y luego en una suerte de asado que provocó la curiosidad y el apetito del carnicero nazi. Fue en 1939 y el tango conocía en Europa una boga que renace hoy por allí. Ya se habían quemado libros y cuadros "decadentes" en la Alemania nazi. Curiosamente a Joseph Goebbels -ministro de Propaganda y dictador en la cultura del tercer Reich- le gustaba el tango; el jazz le parecía "degenerada música de negros".
Bianco seguramente nunca imaginó -tal vez ni lo supo- el destino que correría su pieza "Oración" un par de años después: la bautizaron "Tango de la muerte". Los prisioneros del campo de concentración nazi de Lvov, Ucrania, obligados a escuchar sus compases cuando eran torturados, cavaban su propia fosa y enfrentaban al pelotón de fusilamiento. El jefe de campo, un teniente coronel de las SS, le había puesto letra en Alemán y la música de "Oración" era interpretada en violín, clarinete, saxo y acordeón por una orquesta de prisioneros forzados a integrarla. Los SS gritaban entonces "¡ A bailar, judíos!" y así iban estos a la muerte. Antes de abandonar el campo por consecuencia de las tropas soviéticas, el teniente coronel ordenó fusilar a los músicos. Perviven en una foto que tomaron los mismos nazis y se conserva en el arquivo Yad Bashem de Jerusalén. (...)